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Memoria 2008-2012

     Aquí puedes leer un documento a modo de Memoria de Actividades de la Delegación de Pastoral de Juventud de nuestra Diócesis de Astorga, que se extiende desde el año 2008 hasta el presente. Fue redactado por Noemí Pinto, miembro de la Delegación.

     – Memoria 2008-2012.

1 Response

  1. Rhoy dice:

    La JMJ se presentaba ante mí como una incógnita, como un reto y supongo que como a muchos, como una incertidumbre que estaba ahí, ya que nadie sabía con qué nos íbamos a encontrar o qué iba a pasar. Pero ahora que ya ha pasado todo, y echando la vista atrás, doy gracias a Dios por haberme permitido vivir esta experiencia.
    Al celebrar la JMJ en Madrid, he tenido la suerte de vivirla por dos y me explico: Por una parte, he podido celebrarla como los miles de peregrinos que han acudido a la ciudad, disfrutando de un verdadero ambiente de fiesta y alegría sin dejar de lado la oración. Por otra parte, he podido vivirla como voluntario en mi parroquia y he tenido el placer de conocer a esas personas que, aun viniendo desde tan lejos, tienen en común conmigo más que muchas de las personas que tengo a mi alrededor, y eso es la Fe en Dios.
    Durante esa semana, me ha dado tiempo a vivir de forma intensa un gran número de emociones, muchas de ellas ya conocidas, pero también algunas completamente nuevas. Es por eso que, para mí, la JMJ ha sido un momento de descubrimiento. Y descubrir no sólo esas actitudes, sino también que los cristianos no estamos solos en nuestras parroquias de barrio, que somos muchos los que estamos ahí fuera trabajando y ofreciendo nuestro tiempo para hacer de este mundo un mundo de amor y que tenemos que seguir adelante con una energía renovada. Pero no todo fue fácil y en los momentos en los que ves los problemas que han tenido que afrontar los peregrinos por culpa de la incomprensión, se hace más patente esa necesidad de oración y de darse a conocer (con respeto, pero sin dejarse intimidar) para que la gente sepa de verdad cómo es un cristiano del siglo XXI.
    Recordando todos aquellos momentos vividos, tanto con los peregrinos como con la gente de mi comunidad, vuelvo a emocionarme. Pero, sin duda, el momento que recordaré de por vida, será la Vigilia de Cuatro Vientos en la que demostramos al mundo que ni la tormenta puede con nosotros, que somos alegres, pero, sobre todo, que sabemos que Jesús es el centro de nuestras vidas, como demostramos en ese respeto y silencio absoluto que más de millón y medio de personas guardamos durante la oración al Santísimo.
    Finalmente, decir que todo lo vivido ha merecido la pena, y que espero que esta experiencia siga creciendo en mi interior y que en la próxima JMJ, allá por Río de Janeiro (Brasil), sea capaz de mirar atrás y ver lo que en tres años he sido capaz de crecer.
    NOTA: Pedro de la Paz Sahuquillo, voluntario de la JMJ.